El primer paso de nuestra receta va a ser elaborar el caldo casero para nuestro risotto. Para ello, pelamos y quitamos las cabezas a las gambas, dejando separadas las cáscaras de los cuerpos pelados de las mismas. Seguimos lavando y cortando en rodajas el puerro y las zanahorias, previamente peladas, y una vez tenemos todo listo, ponemos una olla con aceite en el fuego.
Calentamos a media temperatura y rehogamos los puerros, las zanahorias y los restos de las gambas. Cuando estos ingredientes comiencen a dorarse, añadimos agua, de manera que recubra todo, y sal, y lo llevamos a ebullición. Una vez que hierva, bajamos el fuego al mínimo durante unos 30 minutos.

Ahora, vamos a comenzar a preparar el arroz. Lo primero es cortar el ajo en trocitos muy pequeños. Echamos aceite en una sartén alta y, cuando esté caliente, ponemos en ella el ajo. El siguiente paso es limpiar y cortar los calamares, que se añadirán en la sartén junto con el ajo, previamente dorado. Lo rehogamos todo a fuego medio durante tres minutos, e incluimos cebolla picada en trozos muy pequeños. Pasamos a remover todo lentamente para que se mezcle bien y añadimos tomate rallado sin piel. Repetimos el paso de mover los ingredientes en la sartén durante varios minutos.

En el momento que el tomate natural comience a espesar, apartamos la sartén, ponemos pimentón dulce y volvemos a poner en el fuego. Nada más hacer esto, hay que incorporar el Arroz SOS Especial Risotto.
Con el arroz en la sartén, comenzamos a echar el caldo caliente. Tenemos que verter el caldo lentamente, mientras movemos el arroz en la sartén con una cuchara de madera. Recuerda mantener el fuego a temperatura media. Según se vaya absorbiendo el caldo, añadimos más cantidad, de manera que quede con la consistencia deseada. Cabe recordar que debemos remover el arroz de manera continua para que este ingrediente suelte el almidón y espese. A los 10 minutos de haber echado el arroz, ponemos en la sartén los cuerpos de las gambas pelados.

El tiempo de cocción es de entre 18 y 22 minutos. Una vez que el arroz tenga una textura suave y cremosa, retiramos la sartén del fuego e incorporamos la mantequilla y el queso parmesano. Removemos suavemente y ya estará listo para emplatar.
