Bienvenido a un viaje culinario directamente desde los hogares mediterráneos: la irresistible paella de mariscos con pollo. Este plato es un verdadero festín para los sentidos, fusionando los profundos sabores del mar con la calidez y robustez del pollo, todo en una sinfonía que lleva en sus granos de arroz el aroma y la tradición del Mediterráneo.
Para preparar esta maravilla, lo primero es reunir todos los ingredientes. Ten a mano un buen caldo de pollo, porque el secreto de una paella perfecta está en la calidad de su fondo. Necesitarás tu sartén más grande y, si te animas, alguna musiquilla de fondo para que el proceso sea tan disfrutable como el plato final. Recuerda, aquí no hay prisas, solo cocina a fuego lento para que el amor se impregne en cada bocado.
Y si se te queda el gusanillo del arroz, te recomiendo probar también este arroz con pollo y caldo o quizás aventurarte con un arroz caldoso con pollo que nunca falla. Seguro que te encantan.
Vamos a despertar estos mejillones dormilones. Coloca un poquito de aceite en la paellera y deja que los mejillones disfruten del calorcito hasta que se abran, como si de una fiesta sorpresa se tratara. No te preocupes si sueltan algo de líquido, es que no quieren perderse la paella de mariscos y pollo.
Una vez abiertos, sácalos con cuidado y resérvalos. No los quites de tu vista demasiado tiempo, que son el toque especial de este plato emblemático de la cocina mediterránea. Además, seguro que querrás mostrar tus habilidades culinarias a tus invitados y amarlos con este plato principal sin gluten. ¡A disfrutar del aroma del mar!
Empezamos dorando los langostinos en la paellera. Al verlos doraditos, los retiramos con cariño. Esa misma paellera nos servirá para darle un toque crujiente al pollo. ¡Que el aroma del mar no se pierda! Cuando el pollo esté bien doradito, lo apartamos.
Casi podrás oír la melodía de un buen domingo mientras doras estos ingredientes. Disfruta del proceso, porque ese dorado es la clave para dar profundidad a tu paella de mariscos y pollo. Aquí no solo se cocina, se crean recuerdos y sabores que quedarán marcados en la memoria.
Empezamos caramelizando suavemente la cebolla y el ajo finamente picados en el aceite que utilizamos antes. Añade una pizca de sal al gusto y deja que los aromas empiecen a desprenderse. Cuando veas que el ajo empieza a bailar suavemente en la sartén, ¡está listo para el siguiente paso!
Incorpora las judías verdes, el chorizo, el tomate triturado y una cucharadita de pimentón. La magia está en remover continuamente y asegurarse de que todos los ingredientes se mezclen bien. Imagina el sofrito como la melodía base para este plato emblemático: la paella de mariscos y pollo.
Es momento de incorporar el alma de nuestra paella de mariscos y pollo: el arroz SOS Especial Paellas. Con cariño, espárcelo de manera uniforme por toda la paellera. Este paso es clave para que el sabor se impregne bien y recuerda que cada grano es un protagonista de este plato emblemático de la cocina mediterránea.
Mientras lo haces, puedes imaginar el aroma que pronto inundará tu cocina, evocando las comidas familiares de los domingos. No te preocupes si no es perfecto; el arroz está aquí para absorber amor y el caldo que añadiremos más tarde. Prepara tus sentidos para esta experiencia gastronómica mediterránea.
Es momento de darle a nuestra paella de mariscos y pollo ese toque aromático que tanto nos gusta. Cubre con el caldo de pollo hasta que todo quede bien sumergido, sin exagerar. Añade las hebras de azafrán, que son como pepitas de oro para la paella, ¡sin pasarse!
Deja que todos los sabores se mezclen a fuego lento durante unos 15-17 minutos. Este es el instante en que la magia sucede, el momento en que tu cocina comenzará a oler a tradición mediterránea. Si ves que el caldo se ha reducido mucho y el arroz sigue al dente, ¡no te preocupes! Añade un poco más de caldo con cariño.
Cuando veas que el arroz empieza a absorber todo el amor del caldo, es el momento de añadir esos mejillones llenos de sabor a mar. También es cuando los langostinos, el pollo bien doradito y el pimiento asado hacen su entrada triunfal. Los dejamos bailar al ritmo del hervor hasta que se cocinen.
Para darle ese acabado irresistible, espolvorea perejil fresco, como si fueras un mago encantando un hechizo culinario. ¡Ahí tienes, una paella de mariscos y pollo que huele a cocina mediterránea! Ahora solo queda servirla en el centro de la mesa y disfrutar de este plato principal sin gluten que trae recuerdos de domingos familiares.
La paella de mariscos con pollo es una deliciosa danza de sabores y texturas que refleja la rica tradición gastronómica de España. Siguiendo nuestros trucos y consejos, estás a un paso de convertirte en el maestro paellero que siempre quisiste ser. ¡Manos a la paella y a disfrutar!
Si te has quedado con ganas de más, te recomiendo probar esta receta de pollo asado con arroz, un arroz con las sobras de pollo asado que es pura magia casera, o un arroz con brócoli y pollo para experimentar con un toque verde y saludable. ¡Ya me contarás!