El fesenjān es una joya de la gastronomía persa, un plato lleno de contrastes y sabores exóticos que seduce a los paladares más exigentes. Imagina un domingo en casa, con ese aroma que te envuelve y despierta una sonrisa. Esta receta tradicional de Irán combina pollo jugoso con una salsa espesa y aterciopelada de nueces, reforzada por la frescura y el toque vibrante del zumo de granada. La mezcla de lo dulce, lo ácido y lo salado se unen en un equilibrio perfecto, convirtiendo al fesenjān en una opción ideal para ocasiones especiales o cuando deseas sorprender con una explosión de sabores.
Antes de lanzarte a cocinar, asegúrate de tener todos los ingredientes a mano. Esos 200 gramos de arroz SOS Kamâlis Aromático son la base perfecta para un toque extra aromático. No te olvides de las nueces trituradas y la salsa de granada. Un consejo: si no encuentras granadas frescas, un buen zumo comprado puede solucionar la papeleta. Y, por supuesto, la cúrcuma y la lima para ese toque final que lo eleva todo. Ahora que estás listo, ¡manos a la obra!
Este plato es delicioso y exótico, y además, una opción equilibrada y nutritiva para disfrutar en cualquier ocasión. Si te gustan los sabores internacionales, te invitamos a descubrir también el chazuke, otra receta llena de tradición y sabor. Y si esto te ha picado la curiosidad por las recetas con pollo, no te pierdas el arroz con brócoli y pollo o el clásico arroz con pollo. Ambos son igual de deliciosos y perfectos para variar tu menú semanal.
Empezar con un buen «mise en place» es un truco que nunca falla para el fesenjān. Pela y corta la cebolla en pequeños dados, como si estuvieras preparándote para un concurso de cocina. Cuando las nueces estén pulverizadas, sabrás que brindarán toda su riqueza a ese fantástico estofado persa.
Exprime la lima y deja que esos jugos cítricos fluyan, mientras separas los granos de granada que darán ese toque festivo. Limpia bien el pollo; no hay nada peor que una salsa llena de grasa. Este plato persa te recordará que, en la cocina, la organización es clave.
Enciende tu sartén a fuego medio y deja que el aceite de oliva virgen extra haga su magia. Dale tiempo para calentar, que el aceite brilla de entusiasmo. ¡Es hora de la cebolla! Añade la cebolla picada y disfrútala caramelizándose, mientras va tomando ese tono dorado que tanto promete en futuros guisos.
Ya lista para la siguiente estrella de la receta: añade el pollo. Dorar bien cada lado no solo es un truco de maestro, sino también el secreto para un pollo jugoso y sabroso. Mientras tanto, los jugos se concentran y el aroma te transporta al corazón de un auténtico estofado persa.
Cuando el pollo ya tenga ese doradito que te hace agua la boca, es momento de darle alegría al guiso con un par de vasos de agua. Las nueces trituradas se suman a la fiesta, soltando su magia para transformar la mezcla en una delicada y espesa salsa, el alma de un buen fesenjān. Aprovecha este momento para disfrutar de los aromas que invaden tu cocina.
Ahora, prepárate para el baile de sabores agregando la salsa de granada. Este toque agridulce es esencial para el plato, así que ajusta la sal y la pimienta con cariño. Si la salsa se vuelve demasiado espesa, no te cortes y añade un poco más de agua. Así, lograrás la consistencia y sabor perfectos.
Mientras el fesenjān conquista tu cocina con su aroma envolvente, es momento de que el arroz SOS Kamâlis Aromático entre en acción. Con su fragancia irresistible, es el acompañamiento ideal para nuestro estofado persa. Cocínalo en agua con sal durante 10 minutos hasta que esté tierno pero aún firme. ¡Que no se te pase! La clave está en encontrar ese punto justo.
Una vez que tengas el arroz cocido, no lo descuides. Escúrrelo bien y dale un breve salteado con un toque de aceite, sal y cúrcuma. La cúrcuma le dará ese color dorado tan llamativo y combinará de maravilla con el sabor del fesenjān. ¿Quién puede resistirse a esto? ¡Estoy seguro de que tú tampoco!
Ha llegado la hora de montar el espectáculo en el plato. Sirve ese arroz con cúrcuma bien esponjoso en una fuente grande. Luego, acomoda con gracia los trozos de pollo, bañados en esa rica salsa de nueces y granada. ¡Quién podría resistirse! La clave está en que cada elemento tenga su protagonismo.
Para el toque final, decora tu fesenjān con granada fresca y añade unas cuantas nueces trituradas. Esa explosión de color y textura hará que la receta sea inolvidable. Y ahí lo tienes: un plato persa, sin gluten, ideal para esos momentos donde te apetece deleitar el paladar y cuidar de ti.
El fesenjān es mucho más que una receta; es un auténtico viaje sensorial a través de la cocina persa. La deliciosa combinación del pollo jugoso con la salsa espesa de nueces, junto con el toque dulce y ácido del zumo de granada, logra un equilibrio de sabores que cautivará tus sentidos. Este plato no solo destaca por su exótica mezcla de ingredientes, sino también por su capacidad para sorprender en ocasiones especiales, ofreciendo una experiencia culinaria única.
Perfecto para quienes buscan salir de la rutina culinaria y disfrutar de una comida rica en matices y texturas, el fesenjān trae consigo la tradición y el encanto de la cocina iraní, invitándote a explorar nuevos horizontes en tu cocina.
Y si te ha gustado esta receta, no dejes de probar otras opciones igualmente deliciosas y exóticas como la mujadara, una opción libanesa llena de sabor, o el masala dosa, una espectacular receta india que también te llevará de viaje por los sabores internacionales del arroz.
Además, no puedo dejar de recomendarte otras delicias como el arroz con cúrcuma, que es una receta tan colorida como llena de sabor.