Para empezar, en una cacerola, ponemos a calentar el caldo con la ñora, los mejillones y las cáscaras de los langostinos. Reservamos al calor.
En otra cacerola, ponemos el aceite y los dientes de ajo picados. Añadimos los pimientos picados y dejamos dorar unos minutos hasta que estén blandos. Luego es el turno del calabacín, también picado en cuadraditos.
Cuando la verdura esté cocinada, procedemos a añadir los siguientes ingredientes: el calamar y un chorro de vino blanco. Acto seguido, agregamos conjuntamente el tomate rallado, el pimentón y el azafrán y dejamos cocer durante unos 4 minutos.
Ahora añadimos el caldo y dejamos cocer durante 5 minutos a fuego fuerte. Agregamos el arroz y bajamos a fuego medio bajo. Rectificamos de sal. Dejamos cocer unos 20 minutos aproximadamente. Pasados 10 minutos, añadimos los langostinos y los mejillones (solo la carne) y continuamos cociendo unos 10 minutos más, hasta que el arroz esté tierno.
El arroz debe estar cocinado, pero recuerda que también debe preservar parte del caldo. Cuando así sea, ya estará listo y podremos emplatar.
Si previamente hemos comenzado el almuerzo con una ensalada ligera, que puede ser mixta simplemente, este plato aporta sensación de saciedad y plenitud para redondear la comida.
Una buena opción para completar la experiencia sensorial sin competiciones artificiales de sabor es tomar un vino blanco de la DOP Jumilla, de uva Viognier que aporta notas de jazmín para redondear la fase olfativa del conjunto, además de una persistencia y amargor final que evita que se sobrecargue el paladar.
El toque verde del cebollino picado aporta, además de vistosidad, un gusto elegante a cada cucharada que se toma. Debemos usarlo siempre muy bien lavado y secado para que no aporte innecesarias gotas de agua a la presentación de nuestra receta.
En España tenemos algunos de los mejillones más valorados a nivel mundial, provenientes de regiones como el Delta del Ebro y las rías gallegas.
Los mejillones que se crían en estas regiones tienen sus diferencias. Los del Delta del Ebro solo se cosechan entre primavera y principios del otoño, lo que provoca que sean más pequeños, pero son especialmente tiernos y tienen una textura muy suave. Son muy sabrosos y, por tanto, también suelen ser más caros que otros mejillones de menos calidad.
En Galicia se produce en torno al 40% del total de producción de mejillones en Europa. Es un mejillón de calidad, ovalado y con una forma puntiaguda en un extremo. Tiene un sabor muy firme y es muy carnoso.
En las rías gallegas existen importantes depósitos de fitoplacton, el alimento de estos moluscos, lo que las convierte en un entorno perfecto para su cultivo.
Lo más conveniente es comprarlos en el mercado. Y, ahí, es aconsejable adquirirlos al final del todo, para que los cambios de temperatura les afecten lo menos posible.
Por supuesto, debemos elegirlos cuanto más frescos, mejor, ya que tendrán más sabor. Además, debemos ver que no estén rotos, que no huelan mal, que tengan un aspecto saludable y, muy importante, que estén cerrados.
Es conveniente que, además de que estén cerrados, pesen. Esto indicará que áun están vivos y, al no estar abiertos, no se han contaminado internamente durante su manipulación y transporte.