Tanto si eres nuevo en esto de comer de tupper como si llevas años de tartera  a tus espaldas, la historia siempre es la misma.  Puede que al principio lo cojas con ganas, pero tras las primeras semanas de ‘vuelta al cole’ no sólo escasean las ideas, sino también los principios más básicos de cómo comer de tupper sin que tu receta  acabe pareciendo una piedra, tu menú no sepa a nada o la chocolatina  y el sándwich de la máquina se conviertan en tu único consuelo.  Así que, para novatos y veteranos, aquí va un repaso rápido:

  • Hombre previsor vale por dos. Y mujer, también. Sabemos que te gusta cocinar, pero aunque pasarte la tarde entre fogones te parezca un placer, vamos a ser prácticos. Si cada vez que te metes en faena haces una ración un poco más copiosa de la que vas a comer, podrás conservar el resto y tener reservas para esos días en las que ni tu amor por la cocina puede superar el sueño o lo apretado de tu agenda.  A la hora de organizar tu menú semanal y pensar cuándo y cómo cocinar, ten en cuenta que hay platos que mejoran al día siguiente. Puedes preparar los estofados, potajes o escabeches el día anterior o un par de días antes, pero si lo que te vas a comer es una ensalada o productos frescos, a lo mejor deberías adelantar un poco el despertador. Créeme, la vista y el paladar te agradecerán un pequeño madrugón. Eso sí, sin exageraciones: puede que el rebozado de las croquetas no esté tan firme días después, pero si se trata de la receta especial de tu madre, te van a saber a gloria igual, así que ¿para qué madrugar?
  • Las piedras al campo. Y las suelas a los zapatos. Los filetes mejor blanditos. Por el bien de tus dientes, de tu paladar y de tu estado de ánimo, si vas a comer carne elige un corte jugoso y no demasiado fino, como el contramuslo de pollo. Y evita el filete a la plancha. Sí, sí has leído bien. Lo de comer a la plancha es muy sano… pero en tu casa. Si no quieres acabar comiendo una piedra recalentada apuesta por filetes rebozados o empanados. Toleran mucho mejor el microondas y se conservan más jugosos. Otra opción es añadirles un buen sofrito o elegir preparaciones con salsas, otra apuesta segura si no quieres comer una piedra insípida.
  • 3 en 1.  Si lo de primero y segundo no va contigo, asegúrate de que tu plato único es lo más completo posible. Combina farináceos (pasta, arroz, patata o legumbre), verduras  y proteínas (carne, pescado, lácteos o huevo, evitando que esté crudo). El arroz y la pasta son  especialmente prácticos como base del plato principal, ya que aguantan muy bien la fiambrera y el recalentado y resultan muy versátiles. Una ensalada de pasta y salmón o unos rollitos de jamón rellenos de ensalada de arroz son una buena opción si apuestas por un menú frío.  Eso sí, si optas por plato más acompañamiento y la  guarnición que no forma parte de la propia receta, trata de llevarla en un tupper aparte. Hay sabores que combinan estupendamente en la boca pero no se entienden demasiado bien en la misma tartera.
  • Imaginación al poder. Si lo que quieres es aprovechar es las albóndigas o filetes que te han sobrado de la cena, no vuelvas a comerlos exactamente igual al día siguiente o tendrás la sensación de que tus menús son un bucle monótono entre las sobras de la noche y la hora de la comida. Puedes dar una segunda vida a las sobras convirtiéndolas en un plato diferente, como un sencillo arroz con carne picada
  • Quiches, hojaldres o incluso bocadillos son tus amigos. No necesitan necesariamente recalentarse ni conservarse en frío, son ligeras y fáciles de transportar, son versátiles y, si no abusamos de ellos y los combinamos con los ingredientes adecuados pueden ser muy sanos. Apuesta por un bocadillo de  pavo, la rúcula y pan integral, un hojaldre de jamón cocido y queso o un quiche de espinacas y salmón. Además  no hay riesgo de que vuelquen como ocurre con las cremas de verduras.

Comer de tupper no tiene por qué convertirse en un suplicio. Apostar por guisos o estofados en salsa, platos de pasta o arroz o  filetes rebozados puede marcar la diferencia entre comer piedras o disfrutar del sabor casero en plena oficina. Cuida los detalles y no esperes a una ocasión especial para disfrutar de tu comida. ¡Que aproveche!